Un plan de negocio es un documento que
identifica, analiza y describe UNA
OPORTUNIDAD DE NEGOCIO y define
estrategias de gestión para llevarla a cabo.
No se trata de una información
estática o inmóvil sino que , muy al contrario,
está sujeta a un continuo proceso de ajuste , revisión y adaptación, en función de los cambios del
entorno macroeconómico y, asimismo, a medida que se conoce mejor el mercado y el
sector, y se dispone de más y mejores
datos sobre las condiciones de ese mercado, clientes potenciales,
competidores..etc.
La principal utilidad del plan de
negocio consiste en proporcionar una perspectiva
sobre la viabilidad del negocio a medio plazo, procurando reducir
riesgos e incertidumbres. Un buen plan de negocio es una hoja de ruta, un
soporte, una guía sobre cómo proceder y qué hacer tanto en cada una de las etapas de arranque
del negocio como en las posteriores de reajuste y consolidación gradual. Al
mismo tiempo, el plan de negocio sirve para documentar los aspectos clave del negocio, con vistas a la captación de
inversores. En este sentido, el plan de negocio no puede ser un mero
documento “ formal y académicamente
correcto”, sino que debe demostrar que el equipo emprendedor dispone de
un conocimiento riguroso y solvente respecto a lo que pretende hacer.
Trataremos de sintetizar a
continuación esos aspectos clave del negocio o elementos esenciales que debe
abordar todo plan, con independencia de la estructura formal o esquema que
utilicemos en su elaboración.
El modelo de negocio describe
la idea , en términos generales y a modo de introducción : qué vamos a hacer, cómo lo vamos a hacer, cómo
vamos a generar ingresos estables, cuales son los principales costes que hemos
de afrontar y, finalmente qué ofrecemos,
como ventaja competitiva respecto a nuestros competidores. Aspectos que
concretaremos posteriormente. Al describir genéricamente el modelo de negocio,
el equipo gestor plasma, en pocas líneas pero con total nitidez, los aspectos
esenciales de la “idea”.
El equipo gestor es una
parte fundamental del plan. Los conocimientos, la experiencia, las
habilidades, las aptitudes complementarias que cada uno de los participantes aporta al equipo
y al proyecto, y la trayectoria en
proyectos anteriores, deben quedar perfectamente descritos en el plan, por
cuanto que las decisiones de inversión de nuestros inversiones potenciales van
a venir condicionadas, en buena medida,
por el perfil y la trayectoria del equipo emprendedor, o del
emprendedor, si hablamos de un solo gestor del proyecto.
La
descripción precisa de la oportunidad
de negocio no puede limitarse a generalidades sino que
requiere un análisis,
con el nivel máximo detalle del “nicho
de mercado” al que dirigimos nuestro producto/servicio, procurando concretar
datos y cifras, tanto respecto a las expectativas iniciales de ventas como a su
crecimiento potencial a medio y largo
plazo. Concretamos qué es lo que hace único o mejor a nuestro producto/servicio
respecto a la competencia, y cuál es la razón por la que el segmento de mercado
al que nos dirigimos se va a decidir por comprarlo, habida cuenta del precio al que lo ofertamos, generando un flujo
constante de ingresos, potencialmente creciente. Definimos los canales o instrumentos de comunicación que van hacer llegar nuestra
propuesta a ese segmento de mercado, teniendo en cuenta los recursos físicos,
tecnológicos y financieros de que disponemos. Determinamos quiénes van a ser
los proveedores del conjunto de factores implicados en el proceso productivo y
en el funcionamiento de las distintas áreas de gestión.
En
el análisis del entorno macroeconómico abordamos los
factores políticos, sociales,
demográficos, económicos y tecnológicos que
pueden contribuir al impulso y consolidación
del negocio o, por el contrario, actuar como amenazas limitando o
impidiendo las posibilidades maduración del proyecto.
El plan de operaciones contiene la descripción de las decisiones sobre
localización, tamaño e inversión inicial, diseño de la estructura de la empresa
y del proceso productivo, recursos personales y materiales necesarios para su
implementación y actuaciones a llevar efecto para el arranque de las distintas
áreas de gestión. Todo ello con cifras y fechas.
El
plan financiero determina cuánto dinero se necesita, cuándo se debe
contar con esos recursos, de dónde
obtenerlos (fuentes) y cuáles son los retornos estimados (rentabilidad;
relación entre inversión y beneficio). Ante las dificultades actuales en el
acceso a la financiación bancaria y su altos costes, será preciso plantearse la
captación de socios aportantes de capital, en tres momentos distintos del
proyecto: el arranque, la consolidación y el desarrollo. Evidentemente,
las necesidades de capital (volumen de fondos) y el perfil del inversor potencial son
distintos en cada una de estas etapas.
El análisis de los riesgos,
incertidumbres y amenazas que pueden
afectar al proyecto es un elemento esencial. Ese análisis de riesgos y amenazas
debe completarse con un “plan B” para el caso de que algunos
de esos riesgos o amenazas se produzcan; cómo reaccionar en esos supuestos, qué
acciones implementar, en cada caso, para
“neutralizar” en la mayor medida posible, los efectos desfavorables de esos
riesgos y amenazas, una vez se concretan.
La conclusión final del plan será la VALIDACIÓN del modelo de negocio
descrito al inicio, es decir, la confirmación de que se trata de una idea
sólida que tiene posibilidades en el mercado , que proporciona señales muy positivas
y que, en definitiva, es VIABLE, desde el punto de vista
financiero, es decir, capaz de generar un flujo estable y creciente de
ingresos que, tras el correspondiente periodo de maduración, cubre costes,
compensa el riesgo, genera liquidez y proporciona
una cifra de rentabilidad (relación entre inversión y beneficios) satisfactoria.
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