Corría el año 2012
(tiempos remotos en lo que a la evolución de la tecnología se refiere) cuando
en el mercado de los smartphones se abría paso decidido una marca ESPAÑOLA, precedida
de una reputación excelente que se confirmaba a la vista de la calidad,
prestaciones y precio de sus modelos.
El proyecto BQ había
nacido de la mano de diez emprendedores madrileños, todos ellos estudiantes de la
ETS de Ingeniería de Telecomunicaciones de la U. P de Madrid, que estaban siendo
capaces de alcanzar una cuota más que significativa en un mercado caracterizado
por una competencia feroz. Por fin un móvil "made in Spain".
BQ recibía el
beneplácito de una porción creciente de consumidores patrios que demandaban la
marca, orgullosos de exhibir un logro tecnológico ESPAÑOL.
La culminación del
éxito vino de la mano de un spot televisivo en el que unos supuestos directivos
de una multinacional de la competencia, mostraban su contrariedad ante la
irrupción en el mercado del último
modelo de BQ (el Aquaris) y su excelente relación calidad/precio, con la frase “fucking Spaniards”, en tono de parodia .
La pequeña BQ llegó a “plantar cara” a los gigantes del sector extendiendo su gama de productos a otros dispositivos como los e-readers o las tablets.
Tras 4 años de existencia (de 2010 a 2014) las cifras de la firma llegaban a ser “mareantes”; de una facturación de 3,8 millones de euros a 200, de vender 160.000 unidades de sus productos a 2,2 millones y de 16 empleados a 1078. Un éxito fulgurante en un periodo de tiempo record.
El lanzamiento de su impresora 3D supuso un verdadero hito
en la trayectoria de la empresa, a partir del cual comenzó un declive imparable.
Con una deuda que se aproxima a los 41 millones de euros, BQ se encuentra actualmente en proceso de liquidación, después de declararse en concurso de acreedores el pasado mes de febrero de 2021. Las causas de este desenlace final se remontan al año 2017, fecha en la que los nuevos modelos de Xiaomi y Huawei arrasaron el mercado español reduciendo a mínimos la cuota de mercado de BQ.
La venta del 51% de las acciones al grupo vietnamita Vingroup, no sirvió para aliviar la presión creciente de la competencia de las operadoras chinas. Una presión que ha llegado a afectar al gigante coreano LG. Y es que, hace pocos días, LG ha dado a conocer su decisión de dejar de fabricar teléfonos móviles, dada la imposibilidad de competir con las operadoras chinas.La noticia permite explicar mejor las causas que han conducido al final de uno de los proyectos más prometedores del sector tecnológico en nuestro país; unas causas capaces de llevarse por delante "al mismísimo LG".
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